El tío Gilito era un pato muy muy rico de unos dibujitos que veíamos mi hermana y yo de pequeñas. Ya no lo recuerdo muy bien, pero sí recuerdo que vivía con sus tres sobrinitos, y que todo el rato intentaban robarle las montañas de dinero, que tenía acumuladas en su sótano.
Tengo un conocido que me recuerda bastante al tio Gilito; no es que guste bañarse entre sus montañas de dinero, ni se dedique a buscar reliquias perdidas para engrosar su fortuna, pero sí a comprar pisos para ampliar su patrimonio (no artístico ni cultural como el de Úbeda y Baeza). Creo que le ha cogido gusto y ya mismo puede que nos anuncie otra compra.
Al igual que el famoso tío gilito, es también bastante tacaño y malhumorado. Lo último que le escuché decir fue: ``A ver si te crees que los (mis) pisos son cromos´´ ``Los (mis) pisos no se regalan´´. Desde luego que no, ``Tío Gilito´´, y si no, cuéntaselo a las inmobiliarias, que por no regalarlos son los bancos los que se los comen con papas.