Eso fué lo que me preguntó un profesor, después de soltar todo el trabajo que nos tenía cariñosamente reservado: tres trabajos grupales, dos individuales y una tarea por semana también grupal. Lo cierto, es que yo no me sentía incómoda exactamente. Aprovechando, que el mismo se interrumpió, contesté: No, no. ¡Yo lo que tengo es un pipí!Y salí escopetada al baño. Llevaba dos horas hablando; creía que no iba a parar nunca...
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