viernes, 28 de octubre de 2011

Una tarde cualquiera...

En una tienda de danza de cuyo nombre prefiero no acordarme, andaba yo una tarde haciendo tiempo, cuando aparecieron un padre, una madre y una niña pequeña. La madre hizo saber al dependiente de la tienda el motivo de su visita; venía buscando unas zapatillas de ballet para su pequeña. Al dependiente pareció no sentarle bien que nos interrumpiera, y le contestó: ``Pero...¿usted ha llamao por teléfono? Porque si no ha llamao por teléfono, le atiendo en media hora´´. La madre no lo dudó un segundo, dió media vuelta y arrastrando a la niña y al padre se disponía a abandonar la tienda; ya era la tercera tienda que pisaba aquella tarde sin éxito. El dependiente se dió cuenta del error y la llamó simulando que había sido una broma. Pero lo mejor, aún estaba por llegar, justo seguido le preguntó a los padres: ``Pero...¿ESTO que edad tiene?´´ Ahí fué, cuando se me escapó una carcajada. Entonces se volvió hacia mi y me preguntó, con mucho tacto: ``Perdona, ¿te estás riendo de la conversasión?´´ Yo, rápidamente le contesté que no, que como se le ocurría, y seguí hojeando un catálogo que me había prestado. Acto seguido, el dependiente ya con las zapatillas en la mano, sienta a la niña en una sillita, y le dice a los padres: ``Esto es mu didáctico: guapa quítate los zapatos´´ , y le da las zapatillas a la niña para que ella sola se las colocara.





A mi me habían hablado muy bien de la tienda, y llevaba tiempo queriendo ir. No llevaba ni cinco minutos en ella, cuando me di cuenta de lo peculiar del dependiente, lo que no sabía es que iba a ser testigo de  una escena tan divertida.

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